El año 2020 y 2021 no está siendo una buena época para mucha gente. Creo que no hace falta que os recuerde que en España llegamos ya a un total de 3.719.800 según el INE (cifra actualizada en enero de 2021)
Ante esta situación muchos nos preguntaremos, ¿habré hecho todo lo posible para no perder el trabajo? ¿Es mi culpa? Y en este momento empieza una sensación de fracaso y de falsa incompetencia auto-percibida que muchas veces no podemos llegar a controlar y nos impide ponernos manos a la obra para buscar nuestro siguiente reto profesional.
Esta sensación de fracaso lo asumimos como nuestro, como un defecto que no queremos mostrar al mundo y aparecen pensamientos como: “otra vez estoy en la calle”, “que vergüenza contarle mi situación al vecino, él tiene un puestazo y nunca ha fracasado”, “qué van a pensar de mi”, “voy a defraudar a mi pareja”, “no soy una persona valiosa”

Hay todavía un “estigma social” alrededor del despido y de la persona despedida. Se retroalimenta entre sociedad y despedido/a, pudiendo crear un “tabú” difícil de manejar.
Me explico: Cuando no nos atrevemos a señalar el motivo de nuestro despido o no nos responsabilizamos de nuestros errores, generamos una sensación de duda o desconfianza a nuestro alrededor, a través de conductas erráticas (no querer hablar con nadie, mentir, aislarnos…) y esa duda que generamos, nos vuelve en forma de “Búmeran” impidiendo ser claros con nuestro círculo cercano o en futuras empresas contratantes.
Quiero remarcaros la diferencia entre culpa y responsabilidad. La culpa nos impide ponernos en acción, nos hunde en un foso de difícil salida. La responsabilidad, nos ayuda a ser prácticos, ver cuáles han sido nuestros errores, que podríamos haber mejorado o haber hecho diferente, y qué es lo que no ha tenido nada que ver con nosotros: Como dice un buen amigo ¡LA CORRESPONSABILIDAD, que cada uno asuma su parte!

Cuando estamos buscando empleo, necesitamos estar con nuestra mejor actitud, para poder reflejar la mejor versión de nosotros mismos. El hecho de culpabilizarnos y quedarnos anclados en “el tabú del despido” nos impide superar el proceso de duelo que implica la pérdida de un trabajo y recuperar la creencia en nosotros mismos para encontrar nuestro siguiente reto y/o oportunidad…. Quién sabe… ¡Igual es mucho mejor que la anterior!